martes, 30 de marzo de 2010

Conejito aventurero

Conejito Aventurero, salió cierto día de su casita, que estaba junto a un campo de amapolas, y con la maleta en la mano, donde guardaba sus corbatas, el cepillo de dientes y una muda limpia, se fue carretera adelante a recorrer el mundo.



Anduvo durante toda la mañana sin encontrar alma viviente nuestro Conejito Aventurero. Y llegó el mediodía. -¡Caramba!- se decía el Conejito. –Ya tengo hambre, y no veo ninguna casita donde pudiera encontrar algo que comer.-

Continuó andando, andando, y por la tarde, encontró a la orilla del camino una hermosa Mariposita, y le dijo:
-¡Oh, amiga mariposa! Me alegro mucho de encontrarte, porque me he extraviado en el campo y no veo ninguna casa donde podes pasar la noche. ¿Me puedes indicar tú dónde hay alguna?
La Mariposita contestó:
-Sí, Conejito Aventurero. Sigue caminando por este sendero, y al llegar al final de él, verás la posada de Don Gato. Allí encontraras comida y podrás pasar la noche.-
-¡Gracias. Bella mariposa! Voy hacia allí al momento.-

Y así lo hizo el Conejito Aventurero. Andando, andando, llegó al final de la vereda y, en efecto, encontró la posada y llamó a la puerta preguntando:
-¿Me dais comida y albergue para esta noche, posadero?-
-¿Tienes dinero para pagar?- preguntó Don Gato.
-¡Ya lo creo!- contestó Conejito.
-Entonces, pasa- decidió el posadero.

Ninguno de los dos se dio cuenta de que, escondido detrás de unos árboles, estaba el señor Zorro Bandido, quien había visto llegar a la posada a Conejito Aventurero, El señor Zorro Bandido se dijo:
-¿Qué gordo está este Conejito! Le esperaré a que salga de la posada, y en cuanto lo coja entre mis manos, me lo comeré guisado con tomate.-

¡Pobre Conejito Aventurero! ¡Qué lejos estaba él de imaginas que junto a la posada estaba esperándole pacientemente el señor Zorro relamiéndose de gusto, porque habéis de saber que una de las cosas que más le gustaban era el solomillo de conejo puesto a la parrilla después de abrir bien el apetito con las orejas del conejo comidas como entremeses.

Estaba Conejito calentándose al amor de la lumbre, mientras se asaba el pollito que le había de servir de cena, cuando entró por la ventana la mariposita, diciendo:
-¡Conejito Aventurero, Conejito Aventurero! A la puerta de la posada está acechando el señor Zorro Bandido, esperando para hincarte el diente. No tienes escapatoria, pobre Conejito Aventurero, porque la casa no tiene otra salida que la puerta donde te espera el Zorro. ¿Qué piensas hacer?-
El Conejito Aventurero se asomó a la ventana con mucho cuidado. Allí, a la puerta, permanecía esperando su enemigo. Conejito Aventurero tuvo una idea feliz. Cogió de la chimenea un tizón encendido y viendo que el señor Zorro tenía la cola levantada, y está llegaba junto a la ventana, encendió con el tizón la cola. El señor Zorro Bandido notó que su rabo echaba llamas, y sintiéndose abrasar, dio un gran salto y echó a correr lejos de la posada, aullando de miedo y buscando agua con que apagar el incendio de su cola.

Conejito Aventurero salió libremente de la posada y regresó a su casa muy contento.


FIN


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